La conferencia inaugural del 38º Congreso SENPE corrió a cargo del Dr. José Miguel Soriano del Castillo, Catedrático de Nutrición y Bromatología de la Universitat de València. Durante la ponencia magistral titulada: “El arroz y el pan en la dieta mediterránea”, el experto defendió que la Dieta Mediterránea, además de ser Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por UNESCO, es un conjunto de saberes y tradiciones culturales con una repercusión sobre la mejora de la salud y la calidad de vida fundamental. Además de un punto clave de la ciencia de la nutrición. “Deberíamos de alejarnos de aquellas personas que opinan sin base científica y dejar en manos de profesionales la investigación, su aplicabilidad, y la divulgación”, señaló. Asimismo, en la misma línea afirmó que el estilo de vida frenético y el encarecimiento de ciertos alimentos, nos alejan de los patrones de la dieta mediterránea, contando en la actualidad con cada vez menos adeptos.
Resultados avalados por la ciencia
La dieta mediterránea se caracteriza por un alto consumo de alimentos vegetales, aceite de oliva como principal grasa, consumo moderado de pescado y aves de corral, ingesta limitada de carnes rojas y consumo moderado de vino tinto. Esta combinación de alimentos y patrones de consumo ha sido ampliamente investigada y se ha asociado con la salud cardiovascular, así como la reducción de los factores de riesgo como la obesidad, la hipertensión, el síndrome metabólico y la dislipidemia. Incluso, en los últimos años se ha visto que su seguimiento se asocia con una menor disfunción cognitiva relacionada con la edad y una menor incidencia de trastornos neurodegenerativos, en particular la enfermedad de Alzheimer, y en algunos tipos de cáncer.
Así lo han demostrado estudios como Predimed y Predimed +, cuyas conclusiones se han integrado en la práctica clínica-alimentaria diaria. En concreto, los nuevos hallazgos de ambas investigaciones evaluaron la efectividad de la Dieta Mediterránea sobre la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares y cómo el efecto de las intervenciones pueden estar moduladas por diferencias genéticas o medicina de precisión con resultados muy positivos.
Como conclusiones finales, el catedrático destacó que la implantación de la Dieta Mediterránea requiere de una estrategia multi e interdisciplinar entre profesionales, aunando a los sectores públicos y privados para alcanzar su integración completa en la sociedad. Además de ser todo un ejemplo de cómo la alimentación permite aumentar la calidad de vida, mejorar el estado de salud y proteger el medio ambiente.