Comentario realizado por la Dra. Rocío Campos de Portillo
El grupo de trabajo de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) de la SENPE viene trabajando desde hace tiempo en la elaboración de protocolos y guías clínicas para el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con TCA. La Dra. Carmen Gómez Candela, ha liderado junto con la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) y con la colaboración de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), el presente documento centrado en la prevención de los TCA.
Este consenso analiza la experiencia acumulada en los aspectos preventivos de los TCA y realiza una propuesta consensuada y de carácter multidisciplinar. Se abordan cuestiones como a qué colectivos debería dirigirse la prevención de estos trastornos, quienes deben implicarse en su prevención, así como los posibles enfoques y abordajes.
Los contenidos de este extenso trabajo se estructuran en cuatro bloques: el primero, que describe la justificación y el interés del documento; un segundo bloque, donde se revisa la evidencia disponible sobre la efectividad de los diversos enfoques y estrategias; y los bloques tercero y cuarto que se centran en la prevención primaria y secundaria de los TCA, respectivamente.
A lo largo del consenso se hace evidente que los programas de prevención de los TCA se dirigen en su mayor parte a mujeres adolescentes en educación secundaria y jóvenes; siendo escasas las intervenciones en adultos y en varones. Los programas con buenos resultados se han centrado en uno o más factores de riesgo, se basan en enfoques cognitivos o conductuales e incluyen contenidos sobre alimentación saludable o nutrición, alfabetización mediática o presiones socioculturales y aceptación/satisfacción corporal. Cabe destacar que, para una prevención primaria efectiva a nivel comunitario, la evidencia nos indica la conveniencia de dirigir nuestros esfuerzos hacia esos grupos con más riesgo.
En el presente documento, se reconoce además la transcendencia de la educación nutricional en el tratamiento de los TCA y la importancia de la participación activa de los profesionales de la nutrición en esta tarea. En el trabajo, se advierte la importancia de promover la adquisición de hábitos alimentarios saludables desde edades tempranas, pudiendo contribuir a reducir la probabilidad de problemas como la obesidad y los TCA.
Es interesante destacar la insatisfacción corporal como uno de los aspectos abordados de forma específica en el consenso. Así, las intervenciones basadas en la promoción y educación de la salud para mejorar la autoestima, donde se promociona la imagen corporal positiva, han tenido éxito en reducir la patología alimentaria.
Se trata con especial interés, la difusión y promoción de la cultura de la delgadez y la apología de los TCA a través de las tan populares redes sociales (RRSS). El ciberacoso se ha demostrado que tiene un impacto en la autoestima y es un factor cada vez más presente pacientes con TCA. En este sentido, se considera la clave de la prevención reside en la alfabetización mediática del uso de las RRSS, junto con la supervisión parental de los más jóvenes.
Por último, me gustaría destacar la exhaustiva revisión sobre la evidencia que se realiza en el consenso y que permite describir el efecto de los enfoques psicológicos en las intervenciones orientadas a la prevención de los TCA.